viernes, 4 de septiembre de 2009

Ecos

Voy alejándome de las notas ya apenas perceptibles, en un octubre ausente, del recital de un viejo amigo del tiempo. De esos ojos cansados que me son extraños cuyas palabras sean quizá artificiales, sean quizá palabras vacías. ¿Mas, quién soy yo para refutar su disposición interna, ajena a mis sentidos? Intensas percibo -quizá por la cercanía-, sin embargo, las de aquel compañero tuyo en las noches y ocasionalmente los amaneceres u ocasos, las memorias de un difunto. Memorias que encierran el secreto de un pasado, acto final, que aún niego como sustituto de cierta emisora de jazz siquiera por instantes. Próximas también, creo localizar las de un egipcio concebido en la mente de algún escritor. Y, posiblemente a medida que avance descubra otra clase de sonidos que en estos momentos no logro discriminar. De todas formas, intuyo que en cada ocasión estaré escuchando los versos del peregrino de las estrellas. Escucho, al fin y al cabo, ecos de ti.

No hay comentarios: